Desamparo
con lámpara de aceite
quitamanchas y catástrofe
mi silla de anea vencida y
cocida un trasto.
Posible
está dentro de lo imposible
podría no ser, puede ser
!pues a derribar murales y
cabeceras¡
Mis monólogos hieren
no sé como
e inventé una conciencia
de cobarde consuelo.
El esencialista se fue por
las ramas
con hambre
quiso oler la flor
que solo crece en un lugar
recóndito.
En la jungla del borrador
no repartí doscientas
cuarenta banderas
no supe darlas
afectado por un agudo dolor
de una insignia que no quiero.
Sin resquicio de escape
el sacapuntas de penínsulas
y el celta corto con cuchilla
fui yo solo
Me vendí cada día
por todo, desde el desayuno
despotriqué por tantas cosas,
pero sé donde está lo que
quiero.
Al retazo de la vida, al
remiendo
le gustan las luces
del crucero de alegría
y solo las ve de lejos.
Se apagan las linternas
y amanece,
te ocultas en la luz que no
te importa,
nadie sabe.
Basta ya,
se me pincha el sol y el
último punto de la luna decreciente
quité el tapón del océano y me
inundó el vacío,
se secó la boca
La sed me abrasa
si no puedo mirar el agua
cristalina
la sien a martillazos
me siento tan mal.
Es de esos días
que uno quisiera hacerse el
harakiri
subir desangrando a la
montaña
y después volar al suelo sin
manchar a nadie.
¿Tú no escribes poemas de
amor?
te equivocas,
todos,
son todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario