Hasta el sol parece otro
reflejando los inciertos
en salones de ascensos donde
sólo dejan ver,
no te dejes seducir por los
techos de cristal.
Acuérdate del monasterio, la noche estrellada
allí no viste a dios, solo te
inundó el gregoriano
en la tierra directa a las
tres, de madrugada.
Cuando el silencio refresque,
tú calla
no lo manches con palabras
huecas
efímero rastro de nada.
La gravedad atrae inexorable
a estrellas ligadas, hacer
no habla.
Enciende los sentidos
incita la epojé
ssssssss.
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