A veces insinúas que no copien
la chuleta en el brazo
y el maestro no me deja
me mira una alumna negra.
A veces quisiera engarzar plumas
en alas deshojadas por desuello de vivir
y el cansancio no me deja
vence el sueño de las manos.
A veces el vacío reclama
espectáculo lleno de mediocridad
y el hastío no me deja
se pierde el tacto en un paseo de muralla.
A veces aplasta un reloj de pulsera
te muerde la uña impaciencia
y el hielo se instala
la sensibilidad se queja.
A veces hago corona de azahar
cuando comienza el invierno
y el frío no me deja
reclama el olfato al tiempo.
A veces quisiera dejar todo
coger la mochila, la cámara, el bolígrafo
y un sueldo me frena
la mecha se apaga.
A veces suena un violín
melodía que llena en la penumbra
y no preguntes su nombre
es belleza rizada y paciencia.
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