En
el país de Resma Sin Medidas
gobernó
don Tijera
auxiliado
de un dedo, el índice,
siempre
señalando a los papeles
que
salen del formato que él dice.
Todo
el día predicaba la Única,
cantaba
sin cesar con una sola nota aburrida
!es
la_es mejor_es¡
!nos_es
dará_es felicidad_es por_es igual_es¡
!única_es¡.
Al
Único Papel le llamó papeleta
cada
cierto tiempo todas acababan en la misma caja transparente,
esa
que luego guardaba en el cuarto oscuro del olvido,
donde
la nitidez se torna en negro.
El
éxito de filo
consistía
en subirse cada mañana
en
montañas de Papel, todos iguales,
bien
prensados,
si
a alguno se le ocurría salir un poco,
para
pedir aire vivir entero,
sí
sí, los papeles necesitan nacer y crecer
cubriendo
sus necesidades celulósicas,
entonces
a éstos les llamaba necios,
les
decía con chulería
¿tú
es que quieres destacar?,
!eres
un subversivo¡
y les
plegaba les arrugaba
en
algunos casos les igualaba con un corte
derramando
su savia.
Algún
Papel pensaba que no se podía hacer nada
y
decía, hay que aguantar ya vendrán tiempos mejores,
el
afilado encuadernaba a uno de esos
y
le ponía canto de oro de imitación.
En
una ocasión varios Papeles decidieron
juntarse
con lápices de colores
y
ello incitó a la cuchilla de sacapuntas,
el
filo no perdería tiempo en conversación,
no
había nada que pintar,
todo
estaba dibujado,
bueno
eso decían él.
La
bota de hierro con cuchillas
invento
el miedo
y
mandó grabar en placa de antracita
en
cada esquina
Todo está
dicho,
aquí no lee nadie,
no escribe
nadie
bajo pena de
incendio.
Se
juntaron Lápiz y Papel
hicieron
manuscritos barra libre con los versos y colores
anónimos
regalos
en
cada calle cada plaza
y en
cada puerta por si acaso,
desde
entonces se quebraron las piedras de esmeril
se
embotaron guillotinas y punzones.
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