I Prólogo
La escritura casi mecánica,
según las fuentes más heterodoxas
se rige por un decálogo...
No debe recibir influencias
de nada ni de casi.
Debe ser honesta sin mecánica.
No hiere a las personas
queridas ni a las próximas que son más de nueve.
El décimo se encierra en sí
mismo, sin que nadie ordene.
Se aísla en la cueva de un
monte pelado
hace ayuno durante un tiempo
breve sin penitencia,
sin pestañear, rumia en epojé
sale lo que sale.
Unas veces sin querer y otras
efectos de infartos de
afectos
un té negro con canela
y la diez.
II Logo y
epílogo por si no aguantas
con lo que he recibido
y a veces cobarde me lanza poeta y escribe,
no hace, no calla
debería desaparecer fulminado por un rayo adivino, no divino
comenzaré de nuevo volveré a
Catulo
y después... quién sabe
iré a clase de baile, haré
mis canciones
cómplice con glorias terrenales
III La maratón
de los infelices
ahí viene, se ve la polvareda
a lo lejos
indiscutible es el último y
además viene solo
vamos a él, le preguntamos
¿usted por qué corre? ¿de
quién huye? ¿a dónde va?
todas
las preguntas, todas las respuestas
en
el viento
del proselitismo qué dice,
de atraer a su corral ¿cómo
andamos? ¿hay progreso?
sigo
en el kilómetro cero, la autogestión no me lo permite,
así
que cada cual mastique la coca de su altura
retorne
a su valle
luego
a compartir que es bello
y para terminar
¿cómo se sintió en el último
tramo?
la
incomunicación rompió cosas
no
hubo convulsiones
los correos del desierto aliviaron la tarde
IV ¿Qué tendrán
algunas nubes?
veo el mar desde la cama
la nube me atrapa, congelo la
imagen
quisiera ser humo y el humo
duende
y el duende tacto
romperlo todo salir corriendo
a buscar que están los
cuerpos
el frío el calor
los miedos frente a frente
recorrer la geografía
descubrir cada lunar cada
pliegue
palpar la nuca el hombro la espalda
regalar... sonrisas carcajadas
viene cargada... debo soñar
herida de humedad rota... debo parar
a punto de rocío... debo callar
pero no quiero, el chaparrón no hay quien me lo
quite
V Me alegro
cierro los ojos delante de
los suyos
a la puerta de pasar página sin pasar
recuerdo el momento
la historia que quieras
eran cuatro, una y dos y una
y cinco
la primera inconsciente
la y dos demasiado seria,
como yo
menos una un tanto loca
la otra sin palabra
luego cinco que eres tú,
a la una y treinta desperté
soñaba que nadie vivía la
vida por ti
que nadie se entrometía en tu
amor
que eras libre
yo
me alegré
VI Otra vez la
música
los afectos
acuden todas las tarde
cuando el último pajarillo se
recoge
y el horizonte dibuja
azules morados violetas y
rosas
te clava un fino estilete
que te deja más blanco que la
leche
y más seco que la mojama
entonces me da sed y bebo
consuela el ladrido del perro
oigo a Schubert
me sereno
hasta mañana
VII Me duele
me duele pensar que pueda
herir a alguien
aunque sólo sea un segundo
con cincuenta y nueve años sigo
creyendo
en la cooperación en el amor
y en la paz sin ausencia de tensiones
una vez más aprendo
que nunca acabo de aprender
volveré a leer el ensayo
sobre la ceguera
hay que poner orden en la
retina
lo mejor es destilado
le llamo amor
no me gustan los que dicen
el asfalto que lo pongan
otros yo voy en coche
la sensibilidad es ignorante
bruta y egoísta
solo piensa en ella,
zarandéala de afecto
decía que no se puede ser
amigo de alguien a quien no has abrazado
de esa forma que luego ya no
te olvida, ¿o sí?, !sí¡
VIII Sin fórmulas magistrales
las hay que hola eco en la
distancia
de mano alzada y pies volando
que abrazan diciendo formas
otros prefieren muases de capricho
yo
primero te daré la mano a
descubrir tus pliegues
después un abrazo a fundir el
universo
pero debo besarte, !eres la
VIDA¡
IX Te regalo esta nube
X Si alguien ha llegado hasta aquí tiene mérito
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