miércoles, 20 de marzo de 2013

Unos segundos



Los días de nada con luz de alguno
suelen acabar como la mismísima cabeza de un flash
en la ciudad resquicio de buenas intenciones
donde engullen todo a tropel de ceremonias.

Cuando el tímido amanecer vence las sombras
ese instante mágico que se pierde enseguida
en la ciudad crisol que viene y lo funde todo indiscriminadamente
di que no aguantas ni el primer chirriar de las calles.

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