Los días de nada con luz de
alguno
suelen acabar como la
mismísima cabeza de un flash
en la ciudad resquicio de
buenas intenciones
donde engullen todo a tropel
de ceremonias.
Cuando el tímido amanecer
vence las sombras
ese instante mágico que se
pierde enseguida
en la ciudad crisol que viene
y lo funde todo indiscriminadamente
di que no aguantas ni el
primer chirriar de las calles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario