domingo, 26 de mayo de 2013

Como en 1812

No sé por qué me gusta la obertura 1812,
resistir contra el imperio valga,
acabar en cañonazos y campanas
las iglesias y las bombas, excitantes
encienden soledad con un vacio
que oculta el desgarro,
no me confunden

Alguno advierte
tú, no distraigas con esto o aquello,
hay que prescindir de repetir ciertas sincronías,
murió el romanticismo,  es cierto,
y no obstante no,
los historiales delatan infiltrados
con máscaras de uñas convenientes

No me cuentes si toco el badajo  imprevisto
materia en bruto y desorden
desperezo la síncopa y bailo sin temor
pulso en aguja asimétrica,
preñada de luz  por el este disonante
en acordes con sentido,
me fascina el rebelde indomable de frente


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