Aprendí de los latidos la constancia
que recorre sin demora y a su paso
dibujando trayectorias imprecisas,
liberado de recelo innecesario.
Aprendí del balanceo de sutil forma
la nostalgia y el destino desaliento
en esbozos sugerentes aleteos
que Melpómene refresca fugazmente
Aprendí de la existencia con sus golpes
a volar mientras soñaba con iguales
otro mundo mejor ¿será posible?
arropado en tu canción por compañera.
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