Primer movimiento
Este es el Destino, el fatal poder
...que impide que el ansia de felicidad
llegue a su meta
...que el cielo no esté libre de nubes
...como espada de Damocles que incesantemente
enturbia nuestro espíritu.
No nos queda otro recurso que someternos y
lamentarnos en vano.
Es mejor apartarse de las realidades y
arrullarse en sueños.
¡Oh, alegría! ¡Qué bello, dulce sueño!
¡Dicha! ¡Dicha! ¡Dicha! No: son sólo sueños,
y el Destino los disipa.
...seréis llevados de aquí a allí por las
olas hasta que el mar os devore.
Segundo movimiento
Es el melancólico sentimiento que nos
invade cuando estamos solos en casa, agobiados por la tarea.
¡Qué amargo resulta que tantas cosas hayan
sido y huido; y sin embargo es un placer pensar en esos años primeros!
Uno lamenta el pasado y no tiene ni coraje
ni voluntad de comenzar una nueva vida.
Uno está más bien harto de la existencia.
Desea uno reunir sus fuerzas y mirar hacia
atrás, revivir muchas cosas en la memoria.
Pensar en las horas placenteras en que la
sangre joven hervía y bullía, y en que uno se sentía satisfecho de la vida.
...también en los momentos amargos, en las
pérdidas irrevocables.
¡Y todo está ahora tan distante, tan
distante...!
¡Y es tan amargo y sin embargo tan dulce
meditar en el pasado!
Tercer movimiento
Hay tan sólo caprichosos arabescos,
figuras fugitivas que pasan por la imaginación cuando hemos bebido vino y nos
sentimos achispados.
El estado de ánimo es ora alegre ora
triste.
En nada pensamos; damos rienda suelta a la
fantasía y se siente placer en el trazado de maravillosas líneas.
De repente surge en la imaginación el
cuadro de un paisano ebrio y una canción callejera.
Se oye música marcial resonando a la
distancia.
Son postales inconexas que van y vienen en
el cerebro adormilado. Nada tienen en común con la realidad; son
ininteligibles, bizarras, distantes.
Cuarto movimiento
Si no mora la alegría en nuestro interior,
contemplemos en derredor nuestro.
Vayamos hacia el pueblo.
¡Cómo gozan, qué felices son!
¡Y nosotros habíamos jurado que todo en
este mundo es sombrío y triste!
Hay aún felicidad, felicidad llana,
primitiva.
Alegrémonos con la dicha de los demás... y
aún podremos vivir.
Dedicado a mi mejor
amiga Nadezhda von Meck
-Textos tomados de la descripción deTchaikovsky-
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