El
niño se encarama desde un extremo de la Merced
a
la calva brillante del pintor, parece oro
luego,
la mujer mayor besa la cara de la escultura de bronce
sin
metal intermedio
Palomas
vuelan raso, una es blanca,
un libro, El salto del Ángel,
la
flor chiquitina de geranio entre los dedos,
mimo
de foto
Un
peloncho rubillo se acerca al asiento
sonrío
que vivirá cuando me aje
me
mira
sonríe
muy terso
Hoy
le di un abrazo a mi maestro
y
a los dos de a punto
nos
saltaron lágrimas
no
es treinta y uno
Esta
noche a las doce en punto
no
hay uvas,
a
romper tradición,
doce
frutas diferentes,
y
en cada una
saben
de
calor
tres
deseos en uno
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